The lifecycle of a male butterfly is dependant on its ability to find a mate and reproduce. The adult butterfly spends much of its time in search of a mate. Mate locating behavior in male butterflies is separated into two main categories, patrolling and perching. Patrolling species fly through their habitat in search of females. Flight is almost constant in this type of behavior where the male uses the female's scent to locate her. Wing color is also important with patrolling males. They instinctively know what the female’s wing pattern looks like and search for that pattern. The male is more attracted to the females predominant wing color than any other color, thus a male may be tricked into following an inanimate object that is the same color as the female. In perching butterflies the males await receptive females in certain places and at certain times. A potential female flies past the male, who then darts out to investigate. If it is a suitable female then mating ensues, if not, the male will return to a roosting area to await another potential female. Females seem to know where the males will be perched; hence it is common to see them fluttering in that habitat waiting for a male. Roosting areas are genetically fixed in each species and both sexes instinctively go to them. Anything passing through the habitat where a male is perching is likely to attract the male. It is very common to see male butterflies investigating other insects including other butterfly species, flies, dragonflies, bees, and wasps. If the male discovers another male of its species a duel will result. Both males will fly in a spiraling manner upward until one, usually the primary resident, will fly back to its perch. This gives the false impression that butterflies are territorial. This is not true since the males are actually investigating whatever object they see in its view to determine if it is a female.
El ciclo vital de una mariposa macho depende de su habilidad para encontrar a su compañera y reproducirse. La mariposa adulta pasa mucha parte de su tiempo realizando tal actividad. Dicho comportamiento comprende dos categorías: patrullaje y pose. Las especies patrullantes vuelan alrededor de sus hábitats en búsqueda de hembras. El vuelo es casi constante en este tipo de conducta, donde los machos usan el perfume de estas últimas para localizarlas. El color de las alas es también importante para dichos machos. Instintivamente reconocen el diseño de éstas y se vuelcan al color más predominante; lo cual los lleva a veces a equivocarse y verse envueltos en la persecusión de algún objeto inanimado que se asemeja a ellas. En las mariposas posadoras, el macho aguarda a las hembras receptivas en ciertos lugares y tiempo. Una hembra potencial vuela cerca de éste y lo induce a investigarla. Si es una candidata apta para el apareamiento procederá, de lo contrario volverá a su sitio de espera. Las hembras de esta clase parecen saber donde se hallan posados los machos; por lo tanto es común verlas revolotear sobre sus zonas escogidas. Las áreas de apareamiento están fijadas genéticamente en cada especie y ambos sexos indistintamente se dirigen hacia ellas. Toda cosa que se acerque a esta zona hará que el macho se sienta atraído por la misma. Es muy común ver a mariposas de este género avalanzarse sobre otros insectos; entre los que se incluye a otras especies de mariposas, moscas, alguaciles, abejas y avispas. Si el macho descubre que se trata de otro macho, un duelo se hará inminente. Ambos girarán en forma de espiral hasta que uno - usualmente el residente primario - volará de regreso hacia su zona de pose. Esto da la falsa impresión que las mariposas son territoriales; lo cual no sería correcto dado que persiguen cualquier cosa que se mueva con el afán de encontrar a una hembra.
El ciclo vital de una mariposa macho depende de su habilidad para encontrar a su compañera y reproducirse. La mariposa adulta pasa mucha parte de su tiempo realizando tal actividad. Dicho comportamiento comprende dos categorías: patrullaje y pose. Las especies patrullantes vuelan alrededor de sus hábitats en búsqueda de hembras. El vuelo es casi constante en este tipo de conducta, donde los machos usan el perfume de estas últimas para localizarlas. El color de las alas es también importante para dichos machos. Instintivamente reconocen el diseño de éstas y se vuelcan al color más predominante; lo cual los lleva a veces a equivocarse y verse envueltos en la persecusión de algún objeto inanimado que se asemeja a ellas. En las mariposas posadoras, el macho aguarda a las hembras receptivas en ciertos lugares y tiempo. Una hembra potencial vuela cerca de éste y lo induce a investigarla. Si es una candidata apta para el apareamiento procederá, de lo contrario volverá a su sitio de espera. Las hembras de esta clase parecen saber donde se hallan posados los machos; por lo tanto es común verlas revolotear sobre sus zonas escogidas. Las áreas de apareamiento están fijadas genéticamente en cada especie y ambos sexos indistintamente se dirigen hacia ellas. Toda cosa que se acerque a esta zona hará que el macho se sienta atraído por la misma. Es muy común ver a mariposas de este género avalanzarse sobre otros insectos; entre los que se incluye a otras especies de mariposas, moscas, alguaciles, abejas y avispas. Si el macho descubre que se trata de otro macho, un duelo se hará inminente. Ambos girarán en forma de espiral hasta que uno - usualmente el residente primario - volará de regreso hacia su zona de pose. Esto da la falsa impresión que las mariposas son territoriales; lo cual no sería correcto dado que persiguen cualquier cosa que se mueva con el afán de encontrar a una hembra.
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