The Kelp Gull (Larus dominicanus), also known as the Dominican Gull, breeds on coasts and islands through much of the southern hemisphere. The race Larus dominicanus vetula occurs around southern Africa, and nominate Larus dominicanus dominicanus is the subspecies found in South America, parts of Australia (where it overlaps with Pacific Gull, Larus pacificus), and New Zealand (where it is known as the Southern Black-backed Gull or by its Māori name Karoro). Its scientist name comes from the Dominican order of friars who wore black and white habits. It is the southern equivalent of the northern hemisphere's Lesser Black-backed Gull (Larus fuscus), but averages slightly larger than that species at 54–65 cm in total length and 128–142 cm in wingspan. This is a mainly coastal gull. The nest is a shallow depression on the ground lined with vegetation and feathers. The female usually lays 2 or 3 eggs. Both parents feed the young birds. The adult Kelp Gull has black upperparts and wings. The head, underparts, tail and the small "mirrors" at the wing tips are white. The bill is yellow with a red spot, and the legs are greenish-yellow (brighter and yellower when breeding, duller and greener throughout the rest of the year). Juveniles have dull legs, a black bill, a dark band in the tail, and an overall grey-brown plumage densely edged whitish, but they rapidly get largely white head and underparts. They take three or four years to reach maturity. Kelp Gulls are omnivores like most Larus gulls, and they will scavenge as well as seeking suitable small prey. They gather on landfills and a sharp increase in its population is therefore considered as an indicator for a degraded environment. Kelp Gulls have been observed feeding on live right whales since at least 1996. They use their powerful beaks to peck down centimetres into the skin and blubber, often leaving the whales with large open sores, some of which have been observed to be half a meter in diameter. This predatory trend has been continually documented in Argentinian waters, and continues today. Scientists think it could be a learned behavior that is being spread by a gull population that is more than doubled in size in the past decade. They also believe there is a human link in this new food chain. At the nearby Puerto Madryn City Dump, thousands of Kelp gulls swarm around uncovered gravel pits full of fish waste. The powerful stench attracts birds. This bonanza of free food is the leftovers of the fish-processing industry. The huge waste piles have caused an overpopulation of gulls, which is affecting not only whales but also other birds, such as terns and cormorants.
La Gaviota cocinera, (Larus dominicanus) cría en las costas e islas de la mayor parte del Hemisferio septentrional. La raza Larus dominicanus vetula habita alrededor del África del sur y la denominada Larus dominicanus dominicanus es la subespecie hallada en Sudamérica, partes de Australia (allí coexiste con la gaviota del Pacífico, Larus pacificus) y en Nueva Zelandia (donde se la conoce como gaviota de espalda negra o por su apelativo Māori, Karoro). Su nombre científico deriva de la Orden de frailes Dominicanos, quienes vestían hábitos en blanco y negro. Esta ave sería a su vez el equivalente a la Gaviota sombría del Hemisferio boreal (Larus fuscus), pero es un tanto más grande; poseyendo una longitud total de 54–65 cm y 128–142 cm de lado a lado en las alas. Se trata de una gaviota más bien costera. El nido es una depresión llana en el suelo rodeada de materia vegetal y plumas. La hembra usualmente pone 2 o 3 huevos. Ambos progenitores alimentan a sus crías. Los adultos constan de un lomo y alas negras. La cabeza, vientre, cola y las puntas de las alas (denominadas "espejos") son blancas. El pico es amarillo con una mancha rojiza, mientras que las patas son de un tono verde-amarillento (más brillante en la época de cría y aún más apagado y verdoso durante el resto del año). Los especímenes juveniles tienen patas mucho más apagadas, el pico negro, una banda oscura en la cola y el resto del cuerpo es gris-amarronado con las plumas bordeadas de un tono blanquecino. Sin embargo no tardan mucho en adquirir una coloración más aclarada en la cabeza y la parte inferior. Demoran alrededor de 3 a 4 años en alcanzar la madurez. Las Gaviotas cocineras son omnívoras como todos los miembros del género Larus y suelen devorar tanto carroña como pequeñas presas. Se congregan en los vertederos de desperdicios y su abundancia es un indicativo de cuán degradado se halla el medioambiente. Incluso se las ha observado alimentándose de ballenas jorobadas desde al menos 1996. Utilizan sus poderosos picos para introducirse a centímetros debajo de la piel del cetáceo y extraer su grasa, dejándo a menudo grandes llagas abiertas - algunas de hasta medio metro de diámetro. Dicha tendencia predatoria ha sido documentada periódicamente en las aguas argentinas y continúa hasta hoy. Los científicos piensan que se trataría de un comportamiento aprendido y que se ha transmitido al resto de la población de gaviotas; la cual se ha duplicado durante la pasada década. Incluso creen que existe un nexo humano en esta nueva cadena alimenticia. En las cercanías de Puerto Madryn, miles de Gaviotas cocineras vuelan alrededor de basurales abiertos llenos de desperdicios de pescado. El fuerte olor atrae a las aves. La bonanza de comida que proviene de los desperdicios originados por la industria pesquera ha causado la sobrepoblación de estas aves, las cuales no sólo afectan a las ballenas sino también a otras aves como los charranes y los cormoranes.
La Gaviota cocinera, (Larus dominicanus) cría en las costas e islas de la mayor parte del Hemisferio septentrional. La raza Larus dominicanus vetula habita alrededor del África del sur y la denominada Larus dominicanus dominicanus es la subespecie hallada en Sudamérica, partes de Australia (allí coexiste con la gaviota del Pacífico, Larus pacificus) y en Nueva Zelandia (donde se la conoce como gaviota de espalda negra o por su apelativo Māori, Karoro). Su nombre científico deriva de la Orden de frailes Dominicanos, quienes vestían hábitos en blanco y negro. Esta ave sería a su vez el equivalente a la Gaviota sombría del Hemisferio boreal (Larus fuscus), pero es un tanto más grande; poseyendo una longitud total de 54–65 cm y 128–142 cm de lado a lado en las alas. Se trata de una gaviota más bien costera. El nido es una depresión llana en el suelo rodeada de materia vegetal y plumas. La hembra usualmente pone 2 o 3 huevos. Ambos progenitores alimentan a sus crías. Los adultos constan de un lomo y alas negras. La cabeza, vientre, cola y las puntas de las alas (denominadas "espejos") son blancas. El pico es amarillo con una mancha rojiza, mientras que las patas son de un tono verde-amarillento (más brillante en la época de cría y aún más apagado y verdoso durante el resto del año). Los especímenes juveniles tienen patas mucho más apagadas, el pico negro, una banda oscura en la cola y el resto del cuerpo es gris-amarronado con las plumas bordeadas de un tono blanquecino. Sin embargo no tardan mucho en adquirir una coloración más aclarada en la cabeza y la parte inferior. Demoran alrededor de 3 a 4 años en alcanzar la madurez. Las Gaviotas cocineras son omnívoras como todos los miembros del género Larus y suelen devorar tanto carroña como pequeñas presas. Se congregan en los vertederos de desperdicios y su abundancia es un indicativo de cuán degradado se halla el medioambiente. Incluso se las ha observado alimentándose de ballenas jorobadas desde al menos 1996. Utilizan sus poderosos picos para introducirse a centímetros debajo de la piel del cetáceo y extraer su grasa, dejándo a menudo grandes llagas abiertas - algunas de hasta medio metro de diámetro. Dicha tendencia predatoria ha sido documentada periódicamente en las aguas argentinas y continúa hasta hoy. Los científicos piensan que se trataría de un comportamiento aprendido y que se ha transmitido al resto de la población de gaviotas; la cual se ha duplicado durante la pasada década. Incluso creen que existe un nexo humano en esta nueva cadena alimenticia. En las cercanías de Puerto Madryn, miles de Gaviotas cocineras vuelan alrededor de basurales abiertos llenos de desperdicios de pescado. El fuerte olor atrae a las aves. La bonanza de comida que proviene de los desperdicios originados por la industria pesquera ha causado la sobrepoblación de estas aves, las cuales no sólo afectan a las ballenas sino también a otras aves como los charranes y los cormoranes.